En el Hotel Chang

Lenín Pérez Pérez



Suite Imperial
Jairo Restrepo vacila entre aceitar la pistola que lo mantiene con vida, o prestarle atención a un nuevo capítulo de El arte de la guerra que History Channel repone a la medianoche. Opta por lo segundo y a la mañana siguiente lo acribillan en el estacionamiento de Parque Central. Los empleados del hotel se enteran de la noticia a través de una cocinera (cuyo hijo lava carros en el sótano donde Jairo cae muerto) y se reparten sus pertenencias antes de que llegue el CICPC. Dos semanas más tarde, un elegante traje a rayas que usa para un bautizo, pone a los detectives tras el portero nocturno, y finalmente todos confiesan el hurto. Llegan a un acuerdo con los agentes: les entregan dos pistolas calibre 380, seis cartuchos completos, ocho panelas, un frasco de colonia por la mitad, y en aquella habitación “no ha pasado nada”.

Suite Sol Naciente
Yajaira y Randolfo son dos adúlteros no consumados. Se citan todos los miércoles, y durante cuatro horas duermen a pierna suelta sin tocarse un pelo. Al principio les resultó raro juntarse con el único fin de sentirse bien acompañados, mientras recobraban las fuerzas para proseguir con sus respectivos matrimonios. Pero tras cinco años de encuentros, han pensado incluso escribir un libro a cuatro manos que de cuenta de los beneficios de tan poco comprometida relación. Se disfrutan con la conciencia de quien no comete infidelidad conyugal; pues sin el compromiso de sostener encuentros sexuales, tampoco tiene que enfrentar las expectativas que cada uno supone en el otro. Si rompen, de seguro tendrá que ver con algo relacionado con que uno despertó al otro en el horario acordado para sus inacabados encuentros.

Suite Flor de Loto
Preferiría un lugar cinco estrellas pero, al Toto López, el sueldo no le da para cumplir su sueño de quedarse en un hotel del tipo que contempla un Menú de almohadas. Tampoco extraña ya el mini bar con muestras de champagne y chocolate blanco, con el que ha fantaseado desde que se refugia en aquella habitación de mediano precio. Antes, pasa por la oficina de encomiendas que queda a mitad de calle y sale de allí con un paquete que, a pedido del Toto, Victoria Secret cuida en no identificar con su logo. Observa que su traje no se arrugue mientras lo coloca a un lado de la cama. Abre el paquete, levanta el hilo como si tomara a una muñeca de trapo por ambas manos y lo contempla extasiado. Se lo deja puesto más de una hora y luego lo lanza a la poceta. Hala la palanca. Levanta la mano derecha y mueve la punta de su dedos, como despidiéndose de la prenda. Cuando ya se ha puesto nuevamente su traje, se marcha al Banco.

Suite Jazmín
Ana Casablanca sueña con ser escritora, y en un taller de escritura escuchó eso de hacerse de un lugar apacible para encontrarse con “su voz autoral”. Desde entonces, cada vez que puede, se muda por dos o tres días hasta esta suite que, vale decir, tiene la mejor vista a la que un autor en busca de historias puede aspirar. Desde su minúsculo balcón se puede divisar sin esfuerzo alguno: el patio central de una casa de citas, en el que todas las prostitutas (sin excepción) son ciegas, un taller mecánico en el que sólo trabajan enanos, un colegio en el que cada uno de los niños pasa la hora del receso amarrado a un chivo, y una frutería en la que también hacen vestidos de novia. Ana Casablanca no ha logrado hasta ahora un relato que valga la pena, pero siempre llega a clases con una pequeña anécdota que, un profesor de apellido Santaella, le asegura será el punto de partida de su futura carrera literaria.

Suite Pequeño Saltamontes
Fue la escogida por David Carradine cuando vino a Sábado Sensacional, y desde su muerte se convirtió en lugar de culto para quienes practican las artes marciales, en cualquiera de sus formas y empaques. El Gerente de turno insistió en que tomara la Imperial, pero David (tipo al que no podía llevársele la contraria), examinó detenidamente la altura y resistencia del cable de la lámpara central, la distancia que había entre ésta y el closet, y si había suficiente papel higiénico en el baño, todo antes de insistir en quedarse a dormir en la modesta pieza. Ahora mismo la habitación está fuera de servicio pues la ducha tiene un bote que resulta una verdadera tortura (china) para los huéspedes.

No hay comentarios: